Ventas AUDIO-RELATO
A Inés le pesan los años de trabajo a sus espaldas. Y no imaginen que se trata de un comienzo retórico; sus cervicales, dorsales y lumbares sufren distintas dolencias de las que nunca se queja.
Se desplaza en metro para llegar a los hogares de las ancianas a las que atiende. Trabaja como auxiliar del servicio de ayuda a domicilio y carga con muchísimo peso cada día.
Hoy levantará de la cama los 70 kilos de la señora Angelines para cambiar unas sábanas que apestan a orina. Preparará el desayuno y supervisará el listado infinito de pastillas que debe ingerir con pequeños sorbos del vaso de leche. Se encargará de lavarla y de acicalar sus cabellos blancos para que luzca un peinado propio de una estrella de cine clásico. Después rebuscará en el armario de roble un atuendo adecuado para envolver a Angelines en su paseo matinal.
Valiente e imbatible sale a la calle con la anciana del brazo. «Manténgase sujeta al pasamanos». Ingresa mensualmente un sueldo precario, pero se deja literalmente la piel en cada servicio. Su oficio es cuidar de las personas. Sabe escuchar y ofrecer cariño. Es lo que hace desde que comenzó a caminar.
Los seres humanos podemos prescindir de innumerables cosas para sobrevivir. Pero nunca del cuidado.